El domigo, 28 de junio, como todos los domingos, volvimas a juntarnos en el Puente Garzón, en esta ocasión 17 aficcionados al pedal y, con el horario de verano, a las 8,30.
En esta ocasión salimos por el camino de la ermita (El camino de la Virgen que se ha dicho siempre).
Nada mas salir, dejamos a nuestra derecha, la ermita de San Isidro, y, por supuesto, mas adelante, en el cerro, también a nuestra derecha, la ermita de la virgen de la Muela. Pero,continuamos por el camino pegado al río, que, debido a los vertidos provocados por el desague del pueblo, deja, además del mal olor, una probreza de fauna y flora en la zona muy lamentable. Lo cierto es que en otro tiempo, cuando el río tenía mayor caudal, el habitat de esta zona, hasta el Monte del Alcalde, era muy rico. Se veían frecuentemente, conejos, liebres, patos, perdices y otras aves, atraidas por el agua. A ver si ponen en marcha pronto la nueva depuradora, que también se está construyendo en esta zona y cuyas obras dejamos a la izquierda de nuestra marcha.
Nos dirijimos camino de Villa de Don Fadrique, entre los molinos del cerro del Moreno, que no son gigantes, sino modernos molinos, de los que se ponen ahora y que tardarán en ser bien vistos por los amantes del paisaje limpio de los campos manchegos.
Desde Villa se divisa, de forma muy elocuente, el perfil de la sierra de El Romeral, también poblada de molinos que forman uno de los parques eólicos mas importantes de la zona. Nos ponemos en marcha hacia Villacañas, recorrieno el trazado, recientemente terminado, del camino que sigue la antigua vía del tren que iba desde Quintanar a Villacañas. Es un trecho muy agradable, ya que el camino está muy bien terminado.
Cuando llegamos a Villacañas, como en otras ocasiones, realizamos nuestro avituallamiento en el lugar de descanso creado con las rutas de Don quijote y cercano a la salida del pueblo hacia Lillo.
El camino de vuelta lo hacemos a través de la ermita de la Esperanza, lugar de gran devoción de nuestros paisanos lilleros, y atravesando el mismo pueblo de lillo para subir la cuesta que nos lleva a la falda del cerro. Cruzando la vereda y la vía y dejando a la izquierda las ruinas de Quirós, antigua casa de labor, rodeada de almendros y hoy en vías de desaparación por el abandono, regresamos a nuestra población por el camino de La Guardia.
Un pequeño grupo vuelve por el camino directo que une Villacañas con Corral cruzando entre la ermita y la sierra.
Una vez en nuestra sede de 2BK2, y reunido todo el grupo, comentamos las anécdotas de la ruta, mientras recuperamos nuestras fuerzas con unas «birritas» y sus correspondientes aperitivos.
Kilómetros recorridos: 62
Dificultad: Media
Tiempo empleado: 3,5 horas